Agua potable vs. agua segura: el desafío pendiente en Argentina y América del Sur
Por Andrés Mozetic – Gerente General en Vodatec S.A
El acceso al agua en América del Sur suele medirse en términos de potabilidad y cobertura de redes. Sin embargo, expertos advierten que el verdadero desafío es garantizar agua segura, es decir, un suministro que no solo cumpla parámetros de calidad, sino que esté acompañado de sistemas adecuados de saneamiento y control que eviten riesgos sanitarios.
En Argentina, según datos del Ente Regulador de Agua y Saneamiento (ERAS) y del INDEC:
- El 88% de la población urbana tiene acceso a agua potable por red.
- Sin embargo, solo el 62% cuenta con conexión a cloacas.
- Esto significa que alrededor de 17 millones de personas aún carecen de un sistema seguro de disposición de excretas.
En contraste, la región sudamericana, pese a concentrar cerca del 30% de los recursos mundiales de agua dulce (Banco Mundial), muestra profundas desigualdades:
- En zonas urbanas, el 94% de la población accede a fuentes de agua mejoradas.
- Pero en áreas rurales, el acceso desciende al 73%.
- En saneamiento, la brecha es más pronunciada: mientras un 87% de los habitantes urbanos tiene servicios de desagüe y tratamiento, en el ámbito rural apenas alcanza el 51% (OMS/UNICEF, Joint Monitoring Programme 2023).
La consecuencia directa de esta disparidad es sanitaria: la Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que en América Latina y el Caribe se registran más de 30 millones de casos anuales de enfermedades diarreicas vinculadas a agua no segura y falta de saneamiento, con una incidencia mucho mayor en niños menores de 5 años.
En Argentina, los brotes de hepatitis A y de síndromes diarreicos agudos se concentran en áreas del conurbano bonaerense, el norte grande y comunidades rurales de la Patagonia, donde la cobertura de cloacas es inferior al 40%. Según datos del Ministerio de Salud, estas enfermedades son responsables de hasta un 15% del ausentismo escolar en provincias con mayores déficits de saneamiento.
Los especialistas coinciden en que la ausencia de políticas públicas sostenidas es uno de los principales obstáculos. Si bien existen planes de expansión de redes de agua y cloacas, la inversión en infraestructura suele ser discontinua y sujeta a ciclos económicos. A ello se suma la escasa planificación integral que articule agua, saneamiento y gestión de efluentes.
El concepto de “agua segura” promovido por la Organización Mundial de la Salud apunta a un abordaje más amplio: no se trata únicamente de beber agua tratada, sino de garantizar todo el sistema que evita que vuelva a contaminarse. Esto incluye redes cloacales, tratamiento de aguas residuales, control de vertidos industriales y educación comunitaria sobre higiene y uso racional del recurso.
En el caso argentino, el desafío se agudiza en áreas periurbanas y rurales, donde la expansión de las redes se enfrenta a altos costos y baja densidad poblacional. Allí, soluciones alternativas como plantas modulares de tratamiento, biodigestores familiares o sistemas de reúso seguro de aguas residuales aparecen como herramientas posibles, aunque requieren financiamiento y marcos regulatorios adecuados.
La infraestructura pendiente es enorme: un informe de la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria calcula que cerrar la brecha de saneamiento en Argentina requeriría inversiones de entre 1,5% y 2% del PBI anual sostenidas durante al menos 15 años.
Mientras América del Sur se posiciona como “la reserva hídrica del mundo”, con más de 6.000 m³ de agua por habitante al año (cuatro veces el promedio global), la paradoja persiste: más de 160 millones de personas en la región aún no tienen acceso a agua segura y 431 millones carecen de saneamiento gestionado de forma segura (OMS/UNICEF, 2023).
El desafío no es solo técnico, sino político. Lograr el acceso universal al agua segura exige políticas públicas estables, inversión de largo plazo y participación comunitaria. La brecha entre agua potable y agua segura es, en definitiva, la brecha entre un recurso abundante y un derecho garantizado.