A diez años del Acuerdo de París: un balance global advierte que los avances climáticos son insuficientes

Este mes se cumplen diez años de la firma del Acuerdo de París, el hito internacional que marcó un antes y un después en la lucha contra el cambio climático. En ese contexto, la Iniciativa Deep Decarbonization Pathways (DDP) presentó el informe “Una década de acción climática nacional: Balance y perspectivas”, que analiza la evolución de las políticas de mitigación en 21 países, entre ellos Argentina, y plantea los desafíos y aprendizajes para acelerar la acción en la próxima década.
El estudio destaca que el Acuerdo de París actuó como un catalizador de transformación, cambiando la forma en que los países piensan, planifican y gestionan la acción climática. En muchos casos, permitió fortalecer la gobernanza, las instituciones y la planificación de largo plazo, impulsando estrategias nacionales de descarbonización y metas de reducción de emisiones más ambiciosas.
Sin embargo, el documento advierte que, pese a los avances en políticas y marcos regulatorios, los progresos son aún insuficientes frente a la magnitud de la crisis climática. Las trayectorias actuales de emisiones globales no son compatibles con los objetivos del Acuerdo de mantener el aumento de la temperatura promedio por debajo de 1,5 °C.
Entre los principales hallazgos, la DDP subraya que los países que más avanzaron en la última década son aquellos que integraron la acción climática en sus planes de desarrollo económico y social, y que cuentan con mecanismos estables de financiamiento, participación ciudadana y cooperación internacional.
En el caso de Argentina, el informe reconoce avances en la creación de marcos institucionales, como el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático y la Ley de Presupuestos Mínimos de Adaptación y Mitigación, aunque advierte sobre la necesidad de mayor coherencia en la implementación y estabilidad de las políticas públicas.
A diez años del Acuerdo de París, el balance global refleja una década de aprendizajes y de construcción de capacidades, pero también la urgencia de redoblar los esfuerzos. Según la DDP, los próximos diez años serán decisivos para determinar si el mundo logra encaminarse hacia una descarbonización profunda y justa.