Greenpeace advirtió en el Obelisco que “la Ley de Glaciares no se toca”
Una instalación performática de Greenpeace irrumpió ayer en pleno Obelisco porteño para alertar sobre el impacto que tendría modificar la Ley Nacional de Glaciares. La organización ambientalista montó una torre de grandes bloques de hielo —simulando un Jenga— rematada por un cartel de cinco metros de ancho con la frase: “Están jugando con el agua de todos. La Ley de Glaciares no se toca”. La intervención atrajo a cientos de personas que se acercaron a observar la acción y conversar con activistas provenientes de distintas provincias.
La escena buscó transmitir de forma simbólica la fragilidad de las reservas estratégicas de agua dulce que protege la ley. Según Greenpeace, los cambios impulsados por sectores del Gobierno permitirían realizar actividades de alto impacto en zonas hoy resguardadas, afectando glaciares y ambientes periglaciales, fundamentales para la regulación hídrica y la resiliencia frente al cambio climático.
“La Ley de Glaciares resguarda la seguridad hídrica del país. Modificarla sería entregar el agua de los argentinos”, afirmó Diego Salas, director de Innovación de Greenpeace Argentina. Para el referente ambientalista, cualquier flexibilización del marco vigente implicaría un retroceso ambiental, además de vulnerar el derecho constitucional a un ambiente sano y compromisos asumidos por el país en materia climática.
La organización insistió en que los glaciares constituyen una de las principales reservas de agua dulce del territorio nacional y advirtió que su integridad es clave para garantizar disponibilidad hídrica a mediano y largo plazo. En un contexto de crisis climática, subrayó, poner en riesgo estos ecosistemas equivale a poner en riesgo la vida.
Con esta acción en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires, Greenpeace renovó su llamado a frenar cualquier intento de modificación de la Ley de Glaciares y reclamó al Estado nacional asegurar su protección integral.