La AIE advierte que el mundo se aleja del objetivo de cero emisiones netas para 2050

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La Agencia Internacional de la Energía (AIE) advirtió en su informe anual de Perspectivas Energéticas Globales que cada vez es más difícil cumplir con la meta de alcanzar las cero emisiones netas de carbono para 2050, objetivo clave para limitar el calentamiento global a 1,5°C hacia finales de siglo, tal como recomienda la ciencia para evitar impactos climáticos catastróficos.

El organismo señala que, en todos los escenarios que maneja, el límite de 1,5°C se superará en la próxima década. “El mundo no va camino de cumplir los objetivos climáticos acordados internacionalmente y se enfrenta a condiciones económicas y geopolíticas difíciles”, resume el informe, en una evaluación que refleja un estancamiento en la acción climática global.

De acuerdo con los cálculos de la AIE, en 2024 la temperatura global ya era 1,4°C superior al promedio preindustrial. Si se mantienen las políticas actuales, el calentamiento podría superar los 2°C hacia 2050 y alcanzar los 2,9°C en 2100, con tendencia al alza.

Incluso bajo los compromisos anunciados por los gobiernos —que contemplan algunas mejoras—, el incremento sería de 2,5°C a fin de siglo. Solo en un escenario de neutralidad de carbono efectiva en 2050 se podría limitar el aumento a 1,65°C, para luego reducirlo con tecnologías de captura y remoción de CO₂.

La AIE advierte que aún existe un 5% de probabilidad de superar los 4°C si se mantienen las políticas actuales, lo que implicaría cambios irreversibles en los ecosistemas, la desaparición de islas y profundas alteraciones climáticas.

China y el dominio de los minerales críticos

El informe también identifica un cambio en los principales riesgos para la seguridad energética mundial. Ya no se trata del petróleo o el gas, sino del control que ejerce China sobre los minerales críticos y las tecnologías necesarias para la transición energética.

Pekín concentra entre el 40% y casi el 100% de la capacidad de refinado de los 20 minerales estratégicos, muchos de ellos sujetos a restricciones de exportación. En el caso de las tecnologías limpias, la concentración es aún mayor: 80% en solar fotovoltaica, hasta 80% en eólica y 85% en baterías de almacenamiento.

“La elevada concentración del mercado crea un riesgo importante de déficit si la producción del mayor proveedor se ve interrumpida”, advierte la AIE, que estima que en 2035 el resto del mundo solo podría cubrir la mitad de la demanda si fallaran los suministros chinos.

Electrificación y demanda creciente de energía

La transición hacia la electrificación plantea nuevos desafíos. Aunque hoy la electricidad representa apenas el 20% del consumo energético global, ya impulsa el 40% de la economía mundial y su participación seguirá aumentando.

La AIE proyecta que la demanda eléctrica crecerá un 40% entre 2024 y 2035, impulsada tanto por el desarrollo de economías emergentes como por el auge de la inteligencia artificial y los centros de datos, que demandan cada vez más energía. Solo este año, la inversión en centros de datos superará los 580.000 millones de dólares, por encima de los 540.000 millones destinados al suministro de petróleo.

En contraste con la incertidumbre en torno a los minerales y la transición energética, la AIE considera que existe amplio margen de suministro a corto plazo de petróleo y gas natural licuado (GNL). Entre 2020 y 2030, la capacidad mundial de GNL aumentará un 50%, con Estados Unidos y Catar concentrando el 70% de las nuevas instalaciones.

La energía nuclear, por su parte, muestra un repunte relativo, con más de 70 gigavatios en nuevos proyectos en construcción y una expansión prevista de al menos un tercio hacia 2035. Japón lidera la reactivación de reactores, mientras más de 40 países incluyen la opción nuclear en su estrategia energética.

Aun así, la AIE subraya que incluso con ese impulso, la capacidad nuclear mundial —estimada en unos 750 GW para 2035— será pequeña en comparación con los casi 20.000 GW de capacidad renovable necesarios para encaminar al planeta hacia la meta de cero emisiones netas.

El informe de la AIE dibuja un panorama claro: el mundo sigue lejos de la trayectoria compatible con el Acuerdo de París. El tiempo para mantener el calentamiento por debajo de 1,5°C se agota, y los próximos años serán decisivos para evitar que la transición energética se desvíe definitivamente del rumbo.