Día Mundial de la Limpieza: la Ciudad apuesta a la participación ciudadana con una instalación interactiva

Laberinto 2

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a través del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, inauguró en la Plaza Vaticano —junto al Teatro Colón— la experiencia interactiva “Camina BA”, una instalación lúdica que invita a los vecinos a reflexionar sobre los hábitos de consumo y el rol ciudadano en la gestión de residuos.

Se trata de un laberinto de 15 por 20 metros que plantea cinco instancias de decisión. En cada una, los participantes deben responder preguntas vinculadas a la sustentabilidad, el reciclaje y la higiene urbana para poder continuar el recorrido. La propuesta estará disponible del 20 de septiembre al 5 de octubre, en el marco de la Semana de la Limpieza, una agenda local que acompaña la reciente proclamación del Día Mundial de la Limpieza por parte de Naciones Unidas.

Una agenda global con impacto local

El 20 de septiembre fue declarado oficialmente por la Asamblea General de la ONU como el Día Mundial de la Limpieza, mediante la resolución 78/122 adoptada en diciembre de 2023. El texto, aprobado por unanimidad, invita a los Estados Miembros a generar conciencia sobre la importancia de mantener entornos limpios y saludables y a promover la gestión sostenible de los residuos, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En este marco, la Ciudad busca posicionarse como referente regional en políticas de higiene urbana y reciclaje, alineando iniciativas locales con compromisos internacionales. “Camina BA” no es sólo una experiencia recreativa: es también un gesto político que refuerza la narrativa de un Estado que interpela a sus ciudadanos y les asigna un rol activo en la responsabilidad ambiental compartida.

La instalación funciona como metáfora de un debate central en la agenda ambiental urbana: la cogestión de residuos entre gobierno, empresas y sociedad civil. En un contexto donde los rellenos sanitarios muestran límites y los índices de reciclaje aún están lejos de los objetivos planteados, experiencias como “Camina BA” buscan visibilizar la necesidad de modificar conductas individuales como complemento de las políticas públicas.

La puesta en marcha de este tipo de propuestas tiene también un trasfondo político: en un año donde la sustentabilidad se ha convertido en bandera transversal, los gobiernos locales aprovechan estas fechas internacionales para reforzar legitimidad, mostrar alineamiento con la ONU y acercar la agenda ambiental a la ciudadanía desde un formato participativo.

El Día Mundial de la Limpieza es, en definitiva, un recordatorio de la responsabilidad colectiva en la preservación del ambiente. Desde Naciones Unidas hasta las plazas porteñas, el mensaje es claro: el desafío ambiental exige tanto políticas públicas consistentes como un cambio cultural en los hábitos cotidianos.

El laberinto de Plaza Vaticano sintetiza esa idea: cada decisión cuenta y marca un rumbo distinto, tanto en el juego como en la construcción de una ciudad más limpia y sostenible.