Carlos Silva Filho: «Falta voluntad política y una nueva ecuación financiera para la gestión de los residuos»
Durante el Congreso Mundial de Residuos Sólidos ISWA 2025, realizado en Buenos Aires, conversamos con Carlos Silva Filho, expresidente de la International Solid Waste Association (ISWA) y referente global en gestión de residuos. Desde su experiencia en Brasil y su mirada internacional, Silva Filho analizó el estado actual de la problemática, los desafíos económicos y políticos del sector, y los cambios urgentes que necesita el mundo para avanzar hacia una economía verdaderamente circular.
—Carlos, hablábamos sobre el estado de situación de la gestión de los residuos. ¿Cómo ven los expertos internacionales el tratamiento, la gestión de residuos y el ritmo de avance en tecnologías?
Lo que vemos, y los números lo confirman, es que estamos avanzando a una velocidad muy reducida.
En 2015, el informe Global Waste Management Outlook mostraba una tendencia de incremento tanto en la generación de residuos como en la disposición inadecuada y bajas tasas de reciclado.
Siete años después, en 2022, hicimos una nueva revisión y los resultados fueron casi los mismos: el mundo sigue generando más residuos, el 38% todavía va a basurales o quemas abiertas, y el reciclado sigue siendo bajo. A pesar de los informes, estudios y debates, no estamos avanzando.
—¿Qué está faltando para poder acelerar esa transición?
Falta voluntad política para hacer cumplir las leyes, financiamiento para implementar plantas y servicios, y compromiso social e industrial.
La población no quiere pagar por estos servicios, y muchas industrias siguen colocando en el mercado materiales no reciclables ni recuperables.
La tecnología existe —en el mundo, en Argentina, en Brasil— y ha avanzado muchísimo.
El problema no es tecnológico, sino cómo acceder a esa tecnología, porque tiene un costo.
En muchos municipios de Latinoamérica todavía se piensa que es más barato enviar los residuos a un basural que invertir en infraestructura adecuada.
Pero eso es un error: hay costos de externalidades que no están contabilizados —contaminación, salud, saneamiento— y que ya estamos pagando de otra manera.
—¿Podríamos decir que hay una “ecuación económica residual” que los municipios no pueden resolver solos?
Exactamente.
No podemos contar únicamente con los fondos municipales: nunca van a cubrir todos los costos del sistema.
La ecuación debe ser balanceada y multifondo, con aportes de los usuarios, de la industria (por responsabilidad extendida del productor), de los gobiernos provinciales y nacionales, y de organismos internacionales.
La gestión de residuos es un tema transversal a todas las esferas.
Para tener una idea, el costo anual de la gestión de residuos en el mundo en 2020 fue de 250 mil millones de dólares.
Si sumamos los costos de las externalidades, el número sube a 400 mil millones.
Y esos costos ya los pagan los municipios, en salud, limpieza, descontaminación.
Prevenir es más barato que remediar, pero seguimos invirtiendo más en lo segundo.
—Entonces el problema no es solo económico, sino también político. ¿Qué tipo de políticas faltan?
Faltan políticas con visión diferenciada, que rompan con el modelo lineal de consumo, descarte y disposición.
Las políticas actuales incentivan la linealidad.
Necesitamos marcos que premien la circularidad, que hagan que el material virgen sea más costoso que el reciclado, que favorezcan la reutilización y el rediseño.
Hoy muchos países tienen leyes que hablan de economía circular, pero no ofrecen instrumentos reales para implementarla.
Por ejemplo, hay casos donde los impuestos al material reciclado son más altos que al material virgen.
Así, la ley dice una cosa, pero el mercado incentiva lo contrario.
Eso tiene que cambiar.
—Vos hablás de una “visión 3D del futuro”. ¿De qué se trata?
Es un concepto que estamos promoviendo, basado en tres ejes:
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Desvincular el crecimiento económico de la generación de residuos.
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Descontaminar los productos para que sean más recuperables y valorizables.
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Descarbonizar las economías, integrando la gestión de residuos en las estrategias climáticas.
Esto requiere leyes coherentes, financiamiento, incentivos, educación y participación de todos los sectores.
—¿Y cómo se logra esa participación más amplia?
Ese es otro gran desafío, en los congresos internacionales muchas veces hablamos entre nosotros, entre técnicos, especialistas o gestores.
Pero necesitamos traer otros sectores a la mesa de discusión: economistas, educadores, comunicadores, líderes comunitarios, políticos.
La economía circular no puede construirse desde un solo ámbito, tiene que ser una agenda compartida, multisectorial y global.
“La tecnología ya está. Lo que falta es voluntad, financiamiento y una nueva ecuación que reparta los costos y beneficios de forma justa. El futuro circular no es solo ambiental: es político, económico y social.” — Carlos Silva Filho
