El hidrógeno verde gana protagonismo en la Argentina, pero falta regulación

Hidrogeno verde 2

La carrera por el desarrollo del hidrógeno en la Argentina tomó impulso en los últimos años, con múltiples proyectos anunciados en distintas provincias y un marcado foco en el hidrógeno verde (H2V), producido a partir de fuentes renovables como la energía eólica. Sin embargo, mientras algunos emprendimientos ya están en marcha, la mayoría de las megainversiones dependen de la aprobación de un marco regulatorio estable que brinde previsibilidad a los inversores.

Un informe de la organización Fundar destacó que el hidrógeno de bajas emisiones representa una oportunidad estratégica para el país: “posicionarse como pionero en un sector emergente, diversificar y aumentar las exportaciones, avanzar en la descarbonización industrial y promover el desarrollo de capacidades locales a lo largo de toda la cadena de valor”.

La Argentina ya cuenta con algunas iniciativas en marcha. En Comodoro Rivadavia (Chubut), la empresa Hychico opera desde 2009 un parque eólico que produce hidrógeno y oxígeno por electrólisis, siendo pionera en el país. Otro proyecto en Pico Truncado (Santa Cruz) también se encuentra en operación.

Pero el foco principal está en los anuncios de grandes inversiones. El caso más resonante es el de Fortescue Future Industries (FFI), que en 2021 anunció una inversión de US$8500 millones en Río Negro para construir un parque eólico, una planta de producción de H2V y un puerto. Sin embargo, en 2024 las comunicaciones sobre su avance se volvieron ambiguas, lo que generó dudas sobre su concreción.

En la misma provincia, Abo Energy avanza con tres proyectos para producir hidrógeno y amoníaco verde con hasta 10 GW de energía eólica, lo que permitiría exportar 270.000 toneladas de hidrógeno y 1,5 millones de toneladas de amoníaco por año.

La región austral concentra varias iniciativas. En Tierra del Fuego, la empresa Southern Cone Energy (CWP Global) firmó un convenio en 2024 para un proyecto que incluye generación eólica, plantas de electrólisis, desalinización de agua y producción de amoníaco. También en esa provincia, MMEX anunció en 2022 un desarrollo conjunto de US$500 millones, aunque no se registraron avances posteriores.

En Santa Cruz, el proyecto Orkeke, impulsado por Nordex-Acciona, prevé un parque eólico de 2,6 GW que produciría 170.000 toneladas de H2V y 200.000 toneladas de amoníaco por año, con una inversión inicial de 5000 millones de euros y una decisión de inversión prevista para 2027.

Más allá de la Patagonia, en Bahía Blanca (Buenos Aires), ENARSA abrió en 2023 la licitación para un proyecto de 200 MW con una inversión estimada de US$300 millones. En esa misma ciudad, Profertil e YPF también impulsan un desarrollo conjunto de hidrógeno.

No obstante, la falta de un régimen legal claro se convirtió en un obstáculo central para la materialización de estas iniciativas. Actualmente existen varios proyectos de ley de hidrógeno en el Congreso, con diferencias en sus propuestas, pero aún sin definición.

Según Fundar, además de competitividad y reglas claras, las políticas públicas deben enfocarse en maximizar el impacto económico y social: promover proveedores locales, generar empleo calificado, impulsar transferencia tecnológica, avanzar en la descarbonización de sectores productivos y garantizar estándares ambientales y sociales.