El nuevo acuerdo comercial entre Argentina y Estados Unidos incorpora compromisos ambientales y de sustentabilidad
La alianza bilateral busca equilibrar libre comercio, inversión y protección de los recursos naturales.
En el marco de la reafirmación de la alianza estratégica entre los gobiernos de Donald J. Trump y Javier Milei, Argentina y Estados Unidos avanzaron en la definición de un Marco para un Acuerdo sobre Comercio e Inversión Recíprocos, orientado a profundizar la cooperación económica entre ambos países.
Más allá de los beneficios económicos y la apertura de mercados, el acuerdo también introduce una agenda ambiental y de sostenibilidad que busca compatibilizar el crecimiento comercial con la protección de los ecosistemas y el uso responsable de los recursos naturales.
Entre los puntos más destacados, Argentina asumió el compromiso de fortalecer las medidas contra la tala ilegal, fomentar una economía más eficiente en el uso de los recursos naturales, y aplicar plenamente las obligaciones del Acuerdo de la OMC sobre Subvenciones a la Pesca, que prohíbe el apoyo estatal a prácticas que contribuyen a la sobreexplotación de los océanos.
El texto también alienta una cooperación bilateral en el sector de los minerales críticos, esenciales para la transición energética, como el litio, el cobre y el níquel. Ambos países se comprometieron a facilitar inversiones y a promover estándares ambientales más estrictos en la extracción, buscando evitar el deterioro ecológico y social en las regiones productoras.
Economía circular y eficiencia de recursos
En sintonía con los objetivos de sostenibilidad, el acuerdo promueve la adopción de tecnologías que impulsen una economía más circular, con un enfoque en la eficiencia energética y la reducción del desperdicio.
Esto incluye la posibilidad de transferencia tecnológica desde Estados Unidos hacia Argentina, tanto en sectores industriales como en la gestión del agua, la agricultura inteligente y la producción con menor huella de carbono.
Desafíos ambientales del libre comercio
Aunque la eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias promete reactivar el intercambio bilateral, diversos especialistas advierten que el crecimiento comercial debe ir acompañado de controles ambientales y sociales robustos.
La apertura de mercados agrícolas y de recursos naturales —particularmente en sectores como la carne, los lácteos, los productos químicos y los minerales críticos— plantea el desafío de mantener estándares ambientales equivalentes y de asegurar que la expansión exportadora no derive en un aumento de emisiones o pérdida de biodiversidad.
El acuerdo prevé instancias de revisión conjunta para evaluar su impacto y garantizar que los compromisos ambientales no queden subordinados a las metas comerciales.
Transición energética y gobernanza ambiental
La cooperación en materia de seguridad económica y tecnológica también se relaciona con los esfuerzos por reducir la dependencia de energías fósiles y promover la transición hacia fuentes más limpias.
En este sentido, la inclusión de cláusulas ambientales en el marco de un tratado comercial bilateral representa un paso hacia una diplomacia verde, donde la sostenibilidad y la competitividad comienzan a converger como ejes de desarrollo.
Un equilibrio en construcción
Con este nuevo marco, Argentina busca consolidar su posicionamiento internacional como proveedor confiable de alimentos y recursos naturales, pero también como actor responsable en la agenda climática global.
El desafío será lograr que las oportunidades de inversión y expansión económica se traduzcan en desarrollo sostenible, con trazabilidad ambiental, eficiencia energética y respeto por los territorios y comunidades locales.
El texto final del acuerdo será sometido a revisión técnica y a los procesos de aprobación interna antes de su entrada en vigor. Ambas naciones coincidieron en mantener una coordinación permanente para asegurar que el libre comercio avance de la mano de la protección ambiental y la innovación responsable.