TGS refuerza su apuesta por Vaca Muerta con nueva infraestructura para valorización del gas asociado

La empresa Transportadora de Gas del Sur (TGS) está ampliando su infraestructura en la Cuenca Neuquina con la instalación de nuevos módulos de acondicionamiento de gas que permitirán maximizar el valor del gas asociado extraído en Vaca Muerta. El objetivo es claro: transformar lo que antes era considerado un subproducto en una fuente clave de ingresos a través de la separación y comercialización de líquidos del gas natural (NGLs), insumos estratégicos para la industria petroquímica.
La iniciativa responde a una oportunidad creciente: si se considera una producción estimada de 100 millones de metros cúbicos diarios de gas rico, podrían obtenerse hasta 12 millones de toneladas de NGLs por año, equivalentes a una facturación de unos 5.000 millones de dólares en el mercado actual. Se trata de una instancia crítica de agregado de valor, dado que mientras el gas natural se comercializa a entre 3 y 4 dólares por millón de BTU, los líquidos pueden alcanzar precios de entre 10 y 12 dólares.
En 2024, alrededor del 13% de la producción de shale gas de Vaca Muerta provino de áreas ubicadas en ventanas de black oil y volatile oil, lo que equivale a 9,2 millones de metros cúbicos diarios de gas asociado, una materia prima que requiere tratamiento especializado. Allí es donde entran en juego los desarrollos de TGS.
Desde 2018, la compañía ha venido desarrollando una red de infraestructura clave que incluye un ducto de recolección de 182 kilómetros y una planta de acondicionamiento en Tratayén (Neuquén), donde ya funcionan dos módulos capaces de tratar 28 millones de metros cúbicos diarios. Estos equipos cuentan con tecnología turboexpander que permite la recuperación no sólo de gasolina natural, sino también de propano, butano y otros hidrocarburos superiores, condición necesaria para cumplir con los estándares de transporte en los gasoductos troncales.
El plan de expansión de TGS contempla tres nuevas etapas. La primera incluye la instalación de dos módulos adicionales en Tratayén, lo que elevaría la capacidad de procesamiento a 43 millones de metros cúbicos diarios. Luego, se prevé tender un nuevo poliducto hasta el Complejo General Cerri, en Bahía Blanca, recientemente rehabilitado tras los daños sufridos por un desastre natural hace tres meses. Finalmente, la tercera fase incluye una ampliación en la capacidad de fraccionamiento del complejo hasta alcanzar los 2,8 millones de toneladas anuales de almacenaje y despacho.
Para ejecutar este plan, TGS ya avanzó con la ingeniería de detalle, el relevamiento de ofertas de equipos y una licitación en marcha para las tres fases. A partir de esto, la empresa buscará definir una tarifa competitiva para los productores y con ello cerrar contratos que respalden la búsqueda de financiamiento. Si se cumplen los tiempos previstos, las primeras obras podrían comenzar en 2028, coincidiendo con el despegue esperado de proyectos de GNL en el país.
No obstante, el camino no está exento de competencia. La Compañía Mega —una sociedad entre YPF, Petrobras y Dow— también está ampliando su planta en Bahía Blanca con un nuevo tren de fraccionamiento que aumentará en un 20% la capacidad de procesamiento de gas de Vaca Muerta, con posibilidad de ampliarse hasta un 50%. El plan contempla además una logística de exportación con entre 10 y 12 buques adicionales por año.
A su vez, Pluspetrol e YPF trabajan en un proyecto paralelo en el área La Calera, donde se produce shale oil con alto contenido de gas asociado. Allí se prevé desarrollar infraestructura propia de tratamiento y separación, con una primera etapa que podría estar operativa a comienzos de 2026.
Con varios actores apostando por la misma oportunidad, el desarrollo de valor agregado en torno al gas asociado se consolida como una nueva frontera energética para Vaca Muerta, donde el diferencial estará en la eficiencia, la escala y la capacidad de anticiparse a los futuros cuellos de botella del sistema.