Marina Ray: “Destino Plástico Cero es un cambio cultural y sistémico que transforma la manera en que viajamos”

Marina Ray

Aeropuertos Argentina logró reducir un 28% el uso de plásticos de un solo uso en sus terminales, superando la meta que se había fijado para 2024 (20%). El logro equivale a más de 25 toneladas de plásticos evitados desde la línea base en 2022 y se enmarca en el proyecto Destino Plástico Cero, que la compañía desarrolla junto a la organización Unplastify. Conversamos con Marina Ray, jefe de Sustentabilidad de Aeropuertos Argentina, para conocer cómo se gestó este programa, qué desafíos enfrentaron y hacia dónde se dirigen.

¿Cómo nació la idea de impulsar Destino Plástico Cero?

—La decisión surgió en 2022. Nos dimos cuenta de que el plástico es un material que no desaparece, no se biodegrada, sino que se fragmenta en microplásticos que terminan en los océanos, en los alimentos y hasta en el aire que respiramos. Teníamos que actuar. Así nació Destino Plástico Cero, con la convicción de que el problema no es el material en sí, sino su uso y abuso. Por eso convocamos a toda la comunidad aeroportuaria a sumarse: comercios, gastronómicos, aerolíneas y, más recientemente, gobiernos locales y organizaciones.

El proyecto ya superó las metas previstas para 2024. ¿Cómo lo lograron?

—Al principio trabajamos con locales gastronómicos y comercios dentro de las terminales. Medimos la huella plástica, desarrollamos talleres y capacitaciones, y diseñamos estrategias concretas. Fue un proceso sistémico: medir, implementar, volver a medir y ajustar. El resultado fue contundente: alcanzamos un 28% de reducción cuando la meta era 20%. Esto representa más de 25 toneladas de plásticos evitados desde la línea base al comienzo del proyecto.

¿Qué papel tuvieron los actores de la comunidad aeroportuaria?

—Fue clave el compromiso. Participaron 74 comercios, 55 marcas y 13 aeropuertos, entre ellos Ezeiza, Aeroparque, Bariloche, Córdoba, Iguazú, Mendoza y Salta. Cada uno fue encontrando su camino: algunos redujeron un 7% y otros hasta un 94%. Un ejemplo es Puerto Madryn, que prácticamente “desplastificó” su terminal. Estos casos inspiran y muestran que el cambio es posible.

¿Y las aerolíneas?

—Las aerolíneas son grandes generadoras de residuos plásticos y por eso las sumamos en la segunda etapa. Primero participaron en cursos de formación para entender la problemática y luego empezaron a implementar estrategias. Ahora estamos midiendo su huella plástica y avanzamos en procesos que permitan reducirla progresivamente. Algunas ya muestran casos de éxito que sirven de inspiración para toda la industria.

El proyecto también habla de un cambio cultural. ¿Cómo se trabaja en ese plano?

—La clave no está en reciclar más, sino en prevenir. Por eso acompañamos a los actores con formación, campañas de concientización y trabajo colaborativo. Queremos que cada persona que pase por un aeropuerto entienda que viajar también puede ser una experiencia más sustentable. Estamos convencidos de que este es un cambio cultural, progresivo y multiactor.

¿Cuál es el próximo desafío?

—Ya elevamos la vara: este año queremos alcanzar una reducción del 35%. El gran desafío es abordar las botellas plásticas, que representan un volumen enorme. También buscamos ir más allá de las terminales y trabajar con las comunidades locales, como haremos en Puerto Madryn durante el fin de semana largo de octubre, para mostrar que turismo y sustentabilidad deben ir de la mano.

Destino Plástico Cero no es solo una política de reducción de residuos: es una apuesta a transformar hábitos en toda la cadena de valor del transporte aéreo y a promover un turismo más responsable.