El gobierno prevé un crecimiento exponencial en la inversión extranjera en minería

La industria minera argentina se prepara para un crecimiento exponencial impulsado por el auge del cobre y el litio. Según las proyecciones oficiales, la inversión extranjera directa en el sector alcanzaría los US$ 1388 millones este año y se dispararía a US$ 7510 millones en 2026, lo que representa un incremento del 441%.
Este aumento en las inversiones está respaldado por el nuevo Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), que busca atraer capitales internacionales con condiciones favorables. Como resultado, las exportaciones mineras también experimentarán un fuerte crecimiento. En 2023, las ventas al exterior del sector sumaron US$ 4669 millones, mientras que en 2026 se prevé que alcancen los US$ 6000 millones. Para 2030, el monto se elevaría a US$ 19.200 millones y, en el período comprendido entre 2031 y 2035, las exportaciones mineras promediarían los US$ 25.000 millones anuales.
El desarrollo del sector minero no solo fortalecerá la economía nacional, sino que también consolidará a Argentina como un actor clave en la producción global de minerales estratégicos. Sin embargo, el crecimiento acelerado de la actividad plantea interrogantes sobre su impacto ambiental y la sostenibilidad a largo plazo. Mientras el Gobierno apuesta por el potencial minero como motor de desarrollo, diversos sectores exigen mayores controles y regulaciones para garantizar que la expansión de la industria se lleve a cabo de manera responsable y con el menor impacto ambiental posible.
Como consecuencia de esas mayores inversiones, el gobierno proyecta además un boom exportador en la industria minera. En 2024 el sector exportó por US$ 4669 millones, pero la estimación oficial es que esa cifra se quintuplicará durante los próximos diez años. De hecho, se espera que las exportaciones de litio aumenten 8 veces en los próximos 5 años.
Este año treparían a US$ 4900 millones, levemente por encima del valor de 2024. En 2026 llegarían a US$ 6000, en 2027 a US$ 6600, en 2028 a US$ 8600 y en 2029 a US$ 13.900 millones, ya con un aporte de US$ 3000 millones por parte del cobre. En 2030 esas exportaciones se dispararían a US$ 19.200 millones y durante los cinco años siguientes, entre 2031 y 2035, promediarían un valor cercano a los US$ 25.000 millones anuales.