Histórico fallo en Alemania abre la puerta a juicios climáticos contra grandes emisores

El Tribunal Regional Superior de Hamm reconoce que las empresas contaminantes pueden ser civilmente responsables por los daños del cambio climático. Aunque desestimó el caso del guía peruano Saúl Luciano Lliuya, la decisión marca un antes y un después en la justicia climática global.
El Tribunal Regional Superior de Hamm, en Alemania, emitió este martes una sentencia que podría cambiar el rumbo de los litigios climáticos a nivel mundial. Si bien desestimó la demanda concreta del guía de montaña peruano Saúl Luciano Lliuya contra la empresa energética RWE, la corte reconoció por primera vez que, en virtud del derecho civil alemán, las grandes empresas emisoras de gases de efecto invernadero pueden ser consideradas responsables de los riesgos asociados al cambio climático.
La resolución representa un precedente de gran alcance y abre la puerta a futuras acciones judiciales similares no solo en Alemania, sino también en otras jurisdicciones como Suiza, Bélgica, Países Bajos, Reino Unido, Estados Unidos o Japón.
Luciano Lliuya, campesino y guía de montaña de la ciudad de Huaraz, en los Andes peruanos, demandó a RWE por su papel en el calentamiento global y el retroceso de los glaciares que amenazan con inundar su comunidad. RWE, uno de los mayores productores de energía a base de carbón en Europa, se encuentra a más de 10.000 kilómetros de Huaraz, pero sus emisiones contribuyen de forma significativa al cambio climático global.
Aunque el tribunal determinó que el riesgo específico de inundación en la vivienda de Luciano no era lo suficientemente alto como para justificar una compensación, validó la idea central del litigio: que los grandes emisores pueden ser jurídicamente responsables por los impactos del cambio climático.
Este fallo llega en un contexto donde más de 60 casos climáticos similares están activos en todo el mundo, más de la mitad dirigidos directamente contra empresas de combustibles fósiles. Expertos y activistas señalan que la sentencia de Hamm podría fortalecer estos procesos y motivar a nuevas víctimas del colapso climático a acudir a los tribunales.
Luciano ha observado el retroceso de los glaciares de la Cordillera Blanca durante décadas. Desde su chacra en Huaraz, a más de 3.000 metros de altitud, ha visto cómo la nieve desaparece y las montañas cambian. La laguna glaciar Palcacocha, ubicada a más de 4.500 metros, ya se desbordó una vez en 1941 con consecuencias fatales. Hoy, su volumen ha aumentado cinco veces y representa una amenaza latente para su comunidad.
El fallo también cobra relevancia a la luz de un nuevo estudio que se publicará este 29 de mayo en la revista Science, según el cual cumplir con el Acuerdo de París podría salvar el doble de hielo glaciar en comparación con la trayectoria actual de emisiones. Si el calentamiento global alcanza los 2,7 °C hacia 2100 —como indican las políticas actuales—, solo quedará un 24% de la masa glaciar mundial. En cambio, limitar el aumento de temperatura a 1,5 °C, como establece el acuerdo, preservaría el 54%.
En los Andes meridionales, con un calentamiento de 2,7 °C se derretiría el 64% del hielo, mientras que cumplir el Acuerdo de París permitiría conservar un 19% adicional. En los Andes centrales y septentrionales, la diferencia es aún más dramática: el derretimiento alcanzaría el 87%, pero podría reducirse al 46% si se respetan los límites del acuerdo climático global.
El caso de Saúl Luciano Lliuya no terminó con una victoria legal individual, pero sí con un triunfo moral y jurídico de gran relevancia. Su lucha ha ayudado a sentar una base legal para responsabilizar a los grandes contaminadores por la crisis climática que, día a día, pone en riesgo a millones de personas en todo el mundo.