Una Iglesia Global ante la crisis climática: el Sur alza la voz en la antesala de la COP30

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La declaración conjunta de obispos católicos de América Latina, África y Asia marca un punto de inflexión en el papel de la Iglesia católica frente al cambio climático. Lejos de limitarse a exhortaciones espirituales, el documento se posiciona como una intervención política directa en el debate global sobre la justicia climática. Es la primera vez que los episcopados del Sur Global coordinan un mensaje de este tipo, lo cual da cuenta de una creciente conciencia común: la crisis climática es también una crisis moral y de derechos.

El peso simbólico y político del Sur Global

Los países representados por estos obispos suelen estar entre los más afectados por los impactos del cambio climático, pese a ser los que menos han contribuido históricamente a las emisiones de gases de efecto invernadero. Desde esta perspectiva, el llamado a una transición energética “socialmente justa” no es solo una cuestión técnica, sino una exigencia de equidad histórica. La declaración enfatiza que las políticas climáticas deben priorizar a las poblaciones más empobrecidas, que ya están sufriendo las consecuencias de sequías, inundaciones, migraciones forzadas y pérdida de biodiversidad.

Una Iglesia con voz propia frente a los Estados

En un momento en que varios gobiernos, especialmente del Norte Global, evalúan suavizar o posponer sus compromisos climáticos, la Iglesia —representada aquí por obispos del Sur— adopta una postura de presión. Al exigir Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) ambiciosas, buscan evitar que la COP30 se convierta en otra cumbre de promesas incumplidas. Además, reclaman transparencia y responsabilidad: los Estados deben “comunicar al mundo cómo aplicarán las decisiones colectivas adoptadas en las COP anteriores”.

El liderazgo del Papa León XIV y la continuidad de Laudato Si’

La declaración también es significativa por su respaldo explícito al nuevo Papa León XIV. Si bien su pontificado es reciente, su primera declaración —instando a “construir un mundo nuevo donde reine la paz”— ha sido interpretada como una continuidad y profundización del legado de Francisco, especialmente de la encíclica Laudato Si’, que ubicó la crisis ambiental en el centro de la doctrina social de la Iglesia.

León XIV hereda una Iglesia que ya no ve el cambio climático como una cuestión secundaria. Su liderazgo parece orientarse a reforzar la voz del Sur Global dentro del Vaticano y a consolidar la lucha climática como una prioridad pastoral y política.

La moral frente al lobby corporativo

Uno de los aspectos más duros del texto es su crítica a “la lógica corporativa que profundiza las desigualdades”. Esta frase no es casual: refleja una tensión creciente entre las soluciones tecnocráticas promovidas por empresas y las necesidades reales de justicia y reparación que reclaman los pueblos del Sur. Al posicionarse claramente de un lado —el de los excluidos, los empobrecidos, las víctimas del colapso ecológico—, la Iglesia eleva el estándar ético del debate.