Las plantas invasoras avanzan en las sierras de Córdoba y agravan la crisis ecológica

El ecosistema serrano de Córdoba enfrenta una amenaza creciente: la expansión de especies vegetales exóticas e invasoras, que en las últimas décadas se han multiplicado hasta transformar paisajes, afectar la biodiversidad, reducir la disponibilidad de agua y poner en jaque la producción ganadera.
Si bien décadas atrás la presencia de estas plantas no era considerada un problema visible, en los últimos años su avance descontrolado —junto con el respaldo de investigaciones académicas— las ha posicionado como uno de los factores más críticos para la conservación ambiental en la región.
Uno de los casos más notorios es el de la zarzamora, un arbusto espinoso originario de la Patagonia que, tras aparecer en Calamuchita, hoy cubre vastas zonas serranas, volviéndolas prácticamente intransitables. Pero no es el único. Otras especies leñosas también han colonizado áreas naturales, reemplazando pastizales nativos por arbustales densos o pequeños bosques que alteran profundamente el equilibrio ecológico.
Impacto sobre el agua, la biodiversidad y la ganadería
La transformación del paisaje tiene consecuencias directas en las cuencas hídricas de las sierras —principales fuentes de agua para la población cordobesa—, ya que estas especies modifican la capacidad de infiltración del suelo y reducen la captación de agua. Además, el cambio de cobertura vegetal reduce la biodiversidad, desplaza especies nativas y afecta negativamente la productividad forrajera, clave para la ganadería extensiva.
Buscando soluciones desde el territorio
Ante este escenario, un equipo interdisciplinario conformado por investigadores y productores locales inició ensayos para controlar estas especies mediante la aplicación de productos fitosanitarios. Si bien aún se trata de estudios preliminares, los primeros resultados han sido alentadores, y marcan un posible camino para frenar el deterioro del ecosistema serrano.
La clave, advierten desde el sector científico, será combinar el conocimiento técnico con el compromiso ciudadano y una planificación territorial a largo plazo que priorice la restauración de ambientes nativos y el uso sustentable del suelo serrano.